Dentro del autoconsumo solar, la opción más atractiva es la de ser totalmente independiente y olvidarte de la compañía eléctrica. Pero para esto, hace falta incluir baterías en tu instalación. Por eso, te mostramos cuáles son las mejores baterías para placas solares.
Veremos que hay muchas opciones, pero no te preocupes, te explicamos lo importante de manera muy sencilla.
Qué tipos de baterías para placas solares existen
Las baterías para instalaciones de autoconsumo pueden ser de muchos tipos y la clasificación más habitual es por la tecnología que usan, basada en el material principal que contienen.
Así, veremos baterías de plomo-ácido, de litio, gel, AGM, cadmio…
Conozcamos las opciones principales con más detalle, con sus principales ventajas y desventajas.
Baterías de plomo-ácido para placas solares
Este tipo de baterías han sido las más utilizadas en el último siglo, por eso, también suelen ser las más sencillas de encontrar y las más económicas, con diferentes variedades, como las ventiladas o las reguladas por válvula.
Ventajas
- La tecnología es fiable y conocida.
- Hay muchos modelos y prestaciones.
- Bajo coste en comparación con otros tipos de baterías para placas solares.
- Se pueden reciclar.
Desventajas
- La energía y la potencia específicas son más bajas que en otras tecnologías más modernas.
- Aunque se reciclan bien, son contaminantes (contienen plomo y ácido sulfúrico) y no se puede hacer de cualquier manera.
- Su vida es algo corta. Depende mucho de la variedad, pero tanto en años como en ciclos de carga, no son las que más duran.
Baterías de ion de litio para placas solares
Las baterías de litio nos suenan porque son las empleadas también en ordenadores o móviles y están disponibles, a mayor tamaño, para nuestra instalación solar.
Su funcionamiento se basa en que los iones de litio circulan entre los electrones, pero para el ánodo y el cátodo se pueden usar materiales muy diversos, lo que hace variar las características de las baterías, aunque todas usen el mismo principio para funcionar.
Ventajas
- Su vida útil es larga.
- Cargan rápidamente y se autodescargan lentamente.
- Funcionan bien en un alto rango de temperaturas (en comparación con las de plomo-ácido, que se portan peor en los extremos).
- Tienen una elevada energía y no tienen el temido «efecto memoria», es decir, que se reduzca su capacidad por hacer cargas incompletas.
Desventajas
- No son las más económicas, aunque tampoco las más caras en muchas ocasiones.
- Si la temperatura es sistemáticamente muy alta, se degradan.
Baterías de gel
Estas baterías usan un gel de sílice como electrolito, utilizando como material separador la fibra de vidrio. Son baterías selladas (las de plomo que hemos visto son abiertas) y tienen características muy interesantes.
Ventajas
- Cargan rápido y mantienen bien dicha carga.
- Tienen un buen rendimiento a temperaturas bajas, algo a considerar según donde vivamos.
- Tienen una vida larga en términos de ciclos de descarga, por eso, se suelen elegir en casos de uso intensivo, como sillas de ruedas, vehículos eléctricos o instalaciones de uso constante.
Desventajas
- Precio más elevado que las de plomo, por ejemplo.
- Su ventaja son las bajas temperaturas, así que la otra cara de la moneda es que no resultan las más adecuadas si vivimos donde estas son muy altas.
- Requieren recalibración tras la carga.
Baterías AGM
Esta es otra opción que verás a menudo. Usan ácido sulfúrico líquido, separado también por fibra de vidrio.
Ventajas
- Su vida útil es larga (aunque no tanto como las de gel).
- Excelente potencia y ritmo de carga.
- Buen mantenimiento de dicha carga.
- Buen comportamiento a baja temperatura.
- No requieren recalibración tras la carga.
Desventajas
- Son ideales para un sistema de autoconsumo de uso bajo, pero mejor elegir el gel si va a ser más intensivo.
- De nuevo, no son las mejores para altas temperaturas.
- El ácido sulfúrico es peligroso y contaminante, aunque se puede reciclar.
Baterías de níquel-cadmio (y otras de electrodo de níquel)
Níquel-cadmio, níquel-hierro, níquel-hidrógeno… Las opciones dentro de esta variedad son muchas, pero todas se caracterizan por algo, la mayor durabilidad respecto al resto de tecnologías. Por ejemplo, a nivel industrial, las baterías de níquel-cadmio son las más usadas.
Es por eso que, si estamos viendo baterías de níquel, tengamos en cuenta su tipo, porque las prestaciones varían.
Por ejemplo, las baterías de níquel-hidrógeno tienen una vida útil extremadamente larga, incluso comparando con otras variedades de níquel (especialmente las de Níquel-Zinc, que son las menos longevas del grupo), pero esa ventaja se paga, siendo las más caras.
Podríamos decir que las de Níquel-Hidrógeno serían el «tope de gama» en general, mientras que el Níquel-Zinc es la opción más modesta (también más baratas en comparación con el Níquel-Cadmio, pero no tan baratas como las de Plomo-Ácido).
Ventajas
- Su ciclo de vida largo y la durabilidad de algunas variedades, como el níquel-hierro, es excelente.
- Su fiabilidad.
Desventajas
- Contaminantes en algunas variedades (como la de cadmio).
- Poca densidad y potencia en otras variedades (como la de hierro).
En definitiva, si estamos pensando en baterías de níquel, estamos en el escalafón elevado siempre que elijamos variedades como la de hidrógeno. Nuestra recomendación es que, cuando nos digan que son de electrodo de níquel, averigüemos bien de qué subtipo son, porque cambian mucho entre ellas.
Como ves, opciones de baterías para placas solares no faltan. Teniendo en cuenta lo que hemos visto, no deberíamos tener problema en saber qué significa cada una y cuál se adapta mejor a nuestra instalación de autoconsumo.